ILUSTRE COLEGIO OFICIAL
DE MÉDICOS DE CÓRDOBA

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La Educación y Mª Felisa

Todas las profesiones son imprescindibles, pero existen algunas que necesitan especial vocación por el material que manejan: Las relacionadas con la salud, la educación y la atención a personas mayores.

De la gran oposición de magisterio de 1963, los maestros que obtuvieron los primeros números fueron destinados a régimen ordinario y los demás a la Educación Permanente de Adultos. Todos los maestros y maestras comparten una misión trascendental, pero no cabe duda que el material es diferente: el niño es una tabla rasa en la que se ejerce una gran influencia en su modo de ser en todos los aspectos de la vida, mucho más cuanto más pequeños se toman y más tiempo permanecen con el mismo profesor/a.; existen hermanos cuyo comportamiento se parece bastante a sus respectivas parvulistas y profesores de educación infantil.

La enseñanza en adultos es diferente, es más, la transmisión de conocimientos se produce en ambas direcciones, detalle que se ha de tener en cuenta para que la transferencia sea efectiva. (Ello se manifiesta en la novela de Miguel Delibes “El disputado voto del Sr. Cayo”: Uno de los jóvenes que iba pidiendo el voto llegó a una aldea en la que vivían sólo dos matrimonios, uno de los varones era el Sr. Cayo, tras la conversación el joven se llenó de dudas: Cómo vengo yo a decirle a un hombre del campo que vote a mi partido para mejorar su vida, pues si nos quedamos solos en el mundo yo tengo que venir a vivir con él, pues él subsiste con los productos que le saca a la tierra y yo no sé hacer nada de eso… Lógicamente el escritor no iba a dejar la cosa así: trascurrido un tiempo, el joven volvió a pasar por la aldea, habían muerto los otros tres habitantes y el Sr. Cayo yacía en su cama con un infarto de miocardio, el joven lo trasladó al hospital donde una rápida angioplastia le salvó la vida; la obtención de la materia prima es imprescindible, pero el progreso es importante en todos los órdenes de la vida, sin olvidar la sanidad pública.)   La persona mayor va a clase para cubrir una necesidad, puede ser básica, porque en su tiempo no se dieron las circunstancias propicias para el aprendizaje o bien para obtener una base o titulación que le sirva para progresar o procurarse un empleo o profesión de mayores exigencias. D. Manuel, el maestro de este relato preparó para Graduado Escolar y Acceso a la Universidad para mayores de 25 años a un Sr. que obtuvo después varios títulos universitarios y es Guía mayor de la Mezquita Catedral de Córdoba, y otros muchos ejemplos.

Existe una diferencia importante entre niños y adultos, para el niño la asistencia a clase es obligatoria, el mayor asiste, si sus profesores suplen las expectativas que le llevan al Centro, si ese tiempo no le parece útil, tiene muchas cosas en que invertirlo: trabajo, familia, hijos, ocio… Cuando existe una empatía importante, en ambas direcciones, se crean lazos de afecto que perduran en el tiempo.

Es importante la asignatura “Educación para la Ciudadanía”, los alumnos tienen el derecho de irse preparando, según su edad, para un comportamiento correcto en todos los órdenes de la vida: el respeto a los padres, maestros, personas mayores y a todo interlocutor, conocimiento de las normas de convivencia, dictaduras y democracias, constitución, los partidos y sus ideologías, historia de las religiones,  historia de todo aquello que ha influido en el desarrollo y configuración de los pueblos, igualdad de derechos entre hombre y mujer, información sexual, para evitar el mal uso, sobre todo en las eclosiones hormonales.

Los maestros y maestras tienen la suficiente honestidad para no adoctrinar de forma injusta, además proceden de ideologías diferentes y cada uno en su clase tiene libertad de cátedra. ¿Existe algún interés en los contrarios a que se imparta esta asignatura?

Don Manuel ejerció tres cursos como maestro de adultos en su pueblo natal, excepto la primavera de 1964 que fue trasladado a Almedinilla y a su aldea La Fuente Grande. Esa estancia fue primaveral en los principales aspectos de la vida: La belleza de la naturaleza, la importancia de la docencia y la satisfacción del ocio.

La fuente grande hacía nacer a un río que dividido en dos acequias laterales regaba un amplio valle con solo abrir unas tornas por cada propietario. Se podrían nombrar multitud de plantas y árboles, pero son dignos de mención los nogales y su elevado precio y los cerezos que el maestro los deleitó en su exuberante floración y en la visión y degustación de su colorido y sabroso fruto, con el permiso de sus dueños.

En cuanto a la enseñanza, tuvo dos turnos, uno de mujeres de 18 a 20 de la tarde y otro de hombres, de 21 a 23. En el 1º había 33, relativamente jóvenes, todas, excepto una, que sabía un poquito, eran iletradas vírgenes, nunca habían tenido contacto con las letras, de ellas 30 aprendieron a escribirle a sus novios o maridos que trabajaban en Cataluña y a disfrutar de la lectura de Cervantes y Luis de Góngora, en cuatro meses. Los hombres sabían algo que incrementaron satisfactoriamente.

En la Fuente Grande había un salón de baile inmenso con música todos los fines de semana y bailes de bodas a las que era invitado el maestro que le encanta la música y el baile; tuvo amistades con la nena de los Coleta del cortijo de los Pavos Reales y bailó con Antoñita Peñuela, una cantante que murió en accidente de tráfico.

En su traslado a Córdoba pasó por diferentes colegios: Valdeolleros, Rey Heredia, Santos Mártires, Jerónimo Luis de Cabrera y, por fin, en el Centro de Educación Permanente de Adultos, Luis de Góngora, desde 1970 hasta su jubilación.

Allí tuvo como alumna a Mª. Felisa, al principio era una joven que no destacaba de las demás; una tarde se la encontró regentando un puesto de helado en la Plaza de Colón, preguntó que de dónde venía y el maestro le dijo que de buscar a quien le diera clase de sevillanas, ella le dijo, yo se las doy, y así fue, estuvo yendo a su casa por una pequeña cantidad. En el curso siguiente se preparaba para la obtención del Graduado Escolar y para el acceso al ejército profesional y como en clase preguntaba mucho sobre ese temario, el maestro le sugirió que por la clase de sevillanas él le repasaría el temario, ella respondió diciendo “Por Fa” poniendo las manos en actitud de oración; y así fue como el maestro aprendió a mover un poquito los pasos de sevillanas, para las que sus hijos le decían que era un negado, y Mª Felisa se sacó el Graduado y aprobó el ingreso en la Academia Militar.

Mª Felisa era un cielo, pero la vida la puso a prueba en muchas ocasiones: La niñez fue muy dura con una madre casquivana y neurótica y un padre alcohólico que cuando se embriagaba intentaba abusar de su propia hija, parece que aprendió a defenderse y la cosa no pasó a mayores, pero tuvo que trasladarse a vivir con su abuela a Dos-Hermanas hasta que envejeció. En Córdoba fue acogida por un matrimonio que le hizo la vida muy agradable, pues eran buena gente, tenían un hijo de su misma edad, se querían como hermanos, pero al hacerse mayores no se les ocurrió otra cosa que hacerse novios. Pónganse en el lugar de ese matrimonio, su hijo novio de la niña de acogida en su propia casa; ¡cómo la iban a echar a la calle si la querían como si fuera hija, era muy buena y cariñosa y no tenía donde ir! Parece que esta pareja, además de honestos, actuaron con mucha sensatez, pues no querían hacer daño a ninguno de los dos; admitieron el noviazgo con la mayor naturalidad y sentido de comprensión. Durante bastante tiempo fueron felices, pero llegó un momento en que empezaron a verse como habían sido siempre, verdaderos hermanos, dejaron el noviazgo, no el gran cariño y amor familiar.

Cuando se hizo soldado profesional, el primer destino fue en Melilla, donde ejerció durante varios años con la intención de trasladarse a Córdoba en la primera oportunidad, ello no fue posible, pues tuvo que pedir la excedencia para venirse a cuidar a sus padres adoptivos, mayores y enfermos.

A cambio de los sufrimientos soportados en su niñez, la naturaleza se portó con Mª Felisa con magnanimidad otorgándole bondad, inteligencia, simpatía y una belleza en grado superlativo, todo ello hizo que triunfara en multitud de concursos de belleza y desfiles de modelos y pudo haberse labrado un jugoso porvenir dentro de esas profesiones. Parece que a Mª Felisa no le apetecían algunos comportamientos que le proponían para progresar, la niñez le sirvió de vacuna y aprendió a no dejarse pelos en la gatera.

En la actualidad está felizmente casada y disfrutando de un trabajo que le encanta relacionado con el bienestar de las personas mayores.

A pesar de vivir en un mundo repleto de gentes que solo miramos por nuestros intereses y que prevale de forma meridiana y vergonzosa “La Razón de la Fuerza sobre la Fuerza de la Razón”. Mª Felisa es un ejemplo indiscutible de superación y que tuvo la suerte de rodearse de factores positivos: Su abuela, sus maestros y maestras, sus padres adoptivos y el conjunto de genes que confluyeron en su concepción.

Córdoba 14 de Marzo de 2025.

 

 

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